jueves, 21 de julio de 2016

Recien Casados

Hacia pocos meses que yo y Brenda habíamos tomado la decisión de casarnos, y todo marchaba excelente pero luego de pasar la luna de miel tuve que volver a mi rutina diaria de trabajo, una mañana regrese de la casa luego de trabajar tosa la noche y con gran asombro note la puerta de entrada forzada y semi abierta, alertado con esta situación deje mi bolso en el piso y tome un tronco que había en el patio y tomando coraje entre a la casa, dentro de ella se podía ver varios cajones, mesas silla, todo desordenado y revuelto, pero mi mayor sorpresa fue al mirar hacia la puerta trasera




Mi bella mujer Brenda estaba totalmente inmóvil atada a una silla, con sus labios sellados y una venda en sus ojos, solo se podía escuchar unos leves y cansados gemidos escaparse desde su mordaza mientras producía algunos movimientos como signos de lucha




Por mas que me sentía indignado por el robo dentro de mi casa, verla a Brenda así atada, amordazada y en ropa interior me quito todo eso de la cabeza y solo me concentre en ella





Realmente se veía muy sexy así atada y su perfectas cuervas me generaba grandes ratones en mi cabeza




Digamos que me deleite un buen rato viéndola, sin que ella notara mi presencia, hasta que finalmente me acerque a ella y preocupado le dije -Mi amor que te paso-, y le quite la venda de sus ojos


Claro que Brenda quiso decirme que había pasado pero su sellada boca no le permitió dejar salir una sola palabra clara de ella



Brenda no entendía porque la observaba fijamente sin hacer nada y peor aun si des amordazarla





Pero de inmediato se dio cuenta que lo estaba disfrutando y sabiendo que yo era un tanto pervertido en la cama, entendió que me estaba gustando mucho verla si atada




Resignada porque sabia que no la iba a desatar Brenda se dejo bajar el corpiño por mi para saborear sus lindo pechos



Pensando que eso me iba a tranquilizar y que la iba a desatar Brenda me pedía ahora que ya lo había disfrutado que la desate de una vez, o por lo menos eso era lo que su mirada decía




Yo desesperado comencé a desnudarme ante ella y se noto que a ella también le gustaba



Creo que los dos nos habíamos olvidado por completo de la situación del robo y solo teníamos miradas de placer uno con el otro



Finalmente tomo una tijeras, corte los amarres que la unían a la silla dejando a ella aun atada y tomándola entre mis brazos la lleve hacia la cama

 
Lo demás creo que se lo imaginan